Cannabis y racismo: la legalidad es insuficiente sin profundas reformas que garanticen la equidad

Por DiosaVerde.org

Con Illinois sumándose a la tendencia el año pasado, ya son 11 estados en la Unión Americana que han legalizado el cannabis recreativo. Sin embargo, décadas después de que comenzara la prohibición en los años 30 , las comunidades minoritarias tienen mucho más que ganar, pues aún hoy continúan sufriendo los efectos desproporcionadamente negativos de un sistema penal injusto y la guerra contra las drogas. Debido a ello, en este artículo hablaremos acerca de cannabis y racismo.

Evidentemente, la marihuana ha sido un impulsor clave de la criminalización masiva en este país y cientos de miles de personas, la mayoría afroamericanas y latinas, se ven afectadas por un arresto por marihuana cada año. Y a pesar de la legalidad lograda, las políticas de marihuana nunca han tenido la firme intención de aumentar la seguridad pública de manera equitativa desde sus inicios. 

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El cannabis y racismo van de la mano sin reformas equitativas

La legalización de la marihuana debe incluir desde sus cimientos la eliminación de antecedentes, considerar la reinversión en las comunidades más perjudicadas por la aplicación de la ley, y marcar limites bien establecidos sobre cómo la policía puede interactuar con las personas que sospechosas de un delito de marihuana. 

De igual modo, la legalización debe contemplar espacios legales no públicos de consumo para quienes no pueden fumar en su residencia, y con una prohibición de deportación para personas detenidas por delitos de marihuana. Por último, debe incluir la inclusión completa de aquellos más afectados por la criminalización de la marihuana en la nueva industria de la marihuana.

Desde el año pasado, está demostrado que más de la mitad de los estadounidenses están a favor de la legalización. No obstante, una legalización que no tome en cuenta corregir los errores de la prohibición de la “marihuana” (palabra incluso con orígenes racistas), refuerza las décadas de daño desproporcionado que las comunidades de color han enfrentado y soportado.

Aunado a lo anterior, quienes viven en Estados Unidos consumen y venden marihuana aproximadamente al mismo ritmo, independientemente de su raza. Sin embargo, tan solo en Illinois, un afroamericano es siete veces más propenso que una persona blanca a ser arrestada por posesión de marihuana. Además, aproximadamente 13,000 personas fueron deportadas o separadas de sus comunidades y familias solo en 2013 por delitos relacionados con las drogas.

La importancia de una legalización cuidadosa y reformas que fomenten la equidad 

Hoy, las comunidades sobrepenalizadas continúan sufriendo las consecuencias de las leyes de drogas de nuestra nación. Incluso en estados que han legalizado la marihuana y han visto caídas dramáticas en el número de personas arrestadas por delitos de marihuana, cannabis y racismo siguen caminando de la mano. Esto se debe a que la legalización no ha erradicado la tasa indefendible a la que las personas negras y latinas son arrestadas por delitos de marihuana en estos estados. 

De hecho, muchos estados han visto un aumento aún más pronunciado en el porcentaje de personas negras y latinas que han sido afectadas por un arresto por marihuana. Dos años después de la despenalización en Washington, la capital de la nación, una persona negra tiene 11 veces más probabilidades de ser arrestada por consumo público de marihuana que una persona blanca. Como podrás ver, cannabis y racismo no palabras que puedan coexistir separadas.

Esta es una de las principales razones por las cuales reformar la aplicación de la ley es clave. Cuando se trata de la reforma de la ley de drogas, la vigilancia, que con más razón se puede denominar sobrevigilancia, está a la cabeza de las injusticias que sufren las comunidades de color. Por ello, es necesario abordar, combatir y eventualmente eliminar las prácticas policiales discriminatorias y el sesgo racial estructural en cada paso de nuestro sistema legal criminal. Las medidas de legalización deben tomar en cuenta la equidad como un componente vital para evitar continuar perjudicando a ciertos grupos minoritarios y abordar los años de dificultades y estigmas de la criminalización.

Cannabis y racismo: el daño que genera un delito por marihuana

Tener una condena por marihuana en tu registro puede dificultar la obtención y el mantenimiento de empleo, la compra o arrendamiento de una vivienda, e incluso acceder a asistencia gubernamental por el resto de tu vida. Es por eso que borrar los registros de las personas condenados por marihuana es una adición necesaria a cualquier medida de legalización. Si creemos que la marihuana no es digna de intervención criminal, entonces es indispensable frenar el sufrimiento infligido a las personas por un enjuiciamiento por cannabis. Especialmente porque sabemos que esto recae desproporcionadamente sobre los hombros y las familias de las comunidades de bajos ingresos y las comunidades de color.

Por otra parte, las personas que han sido perjudicadas por la aplicación de la marihuana, deben tener un lugar en el floreciente mercado creado por la legalización. De hecho, cualquier proyecto de legalización debe incluir disposiciones que permitan a las personas afectadas por la prohibición (o por leyes anteriores no vigentes) participar significativamente en la industria de la marihuana. Excluir a las personas directamente afectadas por la criminalización de la marihuana de la industria refuerza aún más el enorme impacto que la guerra contra las drogas ha tenido en las comunidades de color. De esta manera, cannabis y racismo podrían ser términos desvinculados y caminaríamos hacia un futuro mejor.

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Referencias: racism, chicagotribune, drugpolicy

Imágenes: ISTE, pikaramagazine, antena3