Colombia libera 247 licencias, buscando liderar la producción y exportación de marihuana a nivel mundial
Por DiosaVerde.org
Con el reciente auge de la marihuana medicinal, las grandes compañías de cannabis de América del Norte buscan cada vez más lugares en el extranjero para cultivar plantas de manera fácil y económica.
Colombia, con su clima ecuatorial y 12 horas de luz durante todo el año, cumple con todos los requisitos: vastas tierras fértiles, y una mano de obra calificada y muy barata.
Por mencionar un ejemplo, de acuerdo con Mat Youkee, editor de Colombia Cannabis Investor, es mucho más barato cultivar cannabis en Colombia que en muchos países de América del Norte y Europa, donde los productores tienen que gastar dinero en invernaderos con clima controlado para enfrentar los duros inviernos. Los colombianos pueden producir un gramo de flor seca por 0.50-0.80 dólares, mientras que en Canadá cuesta alrededor de 2 dólares.
Como resultado, algunas grandes empresas norteamericanas de marihuana se han apuntalado en Colombia.
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Empresas extranjeras se posicionan en Colombia
El mayor crecimiento de Canopy Growth, con una capitalización de mercado de más de 13 mmdd, ha gastado alrededor de 60 mdd para crear Spectrum Cannabis Colombia, con un sitio de cultivo en la provincia sureña de Huila.
En junio del año pasado, Khiron Life Sciences, una compañía canadiense-colombiana, se convirtió en el primer productor de cannabis con operaciones centrales en Colombia en cotizar en la bolsa de valores de Toronto.
El operador local Clever Leaves se ha asociado con los capitalistas de riesgo estadounidenses Northern Swan y está produciendo cannabis en Boyacá, al norte de Bogotá. Julián Wilches, cofundador de Clever Leaves, cree que Colombia tiene el potencial de convertirse en “el principal exportador de cannabis medicinal del mundo”.
PharmaCielo, que cotiza en Toronto, tiene una filial colombiana de cannabis cerca de Medellín, en Rionegro, y describe a Colombia como “la nación más rentable y respetuosa con el medio ambiente” del mundo para cultivar cannabis.
Los incentivos para esta oleada de inversiones son claros. La industria legal del cannabis es una de las de más rápido crecimiento en el mundo. En solo unos años, la mayoría de Europa y América Latina, así como Canadá y más de 30 estados en la Unión Americana, han aprobado leyes para permitir el uso medicinal del cannabis.
Canadá y Uruguay incluso han ido más allá, legalizando el uso recreativo de la marihuana, al igual que 11 estados de la Unión Americana.
Grand View Research, una consultora con sede en California, espera que el mercado mundial de cannabis legal crezca un 24 por ciento anual durante los próximos seis años, de 13.8 a 66.3 mmdd para finales de 2025.
La emoción por el cannabis en Colombia ha llegado a un punto álgido con algunos informes de que el país podría abarcar 50 por ciento del mercado mundial en los próximos seis años. Debido a ello, se ha alentado a los agricultores a cambiar de cultivos tradicionales como el café y el plátano para cultivar hierba.
Primer reto: producir cannabis de grado medicinal
No obstante, los expertos de la industria tienen sus reservas. La producción de cannabis de grado farmacéutico es un proceso altamente especializado y no es tan simple como plantar algunas semillas de marihuana, cosechar y convertir la planta en medicina.
“Podría ser cierto que Colombia es el mejor país del mundo para el cultivo de cannabis, debido al clima y la luz solar y porque la tierra y la mano de obra son baratas”, explicó Andrés López, ex director del Fondo Nacional de Narcóticos, un organismo estatal que regula el comercio legal de drogas en Colombia.
“Pero eso no es suficiente. Para producir cannabis medicinal necesitas los más altos estándares de calidad”.
Eso requiere el tipo de inversión que muchos pequeños agricultores colombianos no pueden pagar. Khiron, por ejemplo, ha invertido 5.5 mdd en su laboratorio de procesamiento de última generación, ubicado en Tolima. Algunos productores locales temen incluso que, sin el respaldo económico de América del Norte, algunos grandes jugadores sean expulsados del mercado de cannabis.
Entretanto, el Ministerio de Justicia informó que al momento de revisar los permisos que entregó hasta el cierre del primer semestre, ya hay 247 licencias para un grupo de más de 60 empresas entre pequeños productores y grandes multinacionales.
El Ministerio de Justicia reportó que desde 2017, a la fecha, han llegado a esa cartera más de 1.500 solicitudes de licencias. Aunque como se mencionó, hasta ahora solo han sido aprobadas 247. Esto evidencia fuertes movimientos de empresas en términos de inversión extranjera en Colombia.
Por esto, se estima en el sector que las inversiones que hicieron las compañías para desarrollar sus actividades entre enero de 2018 y junio de 2019 llegaron a niveles que superaron los 600 mdd.
Segundo reto: garantizar la seguridad
Otro desafío es la seguridad. Aunque Colombia es mucho más segura de lo que era antes, particularmente desde que el gobierno firmó un histórico acuerdo de paz en 2016 con el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), aún podría haber riesgos.
Algunos observadores temen que si la industria del cannabis demuestra ser tan lucrativa como muchos predicen, caerá en las mismas manos criminales que controlan el tráfico de cocaína.
Alvaro Torres, director ejecutivo de Khiron, explica que todo el extracto de cannabis producido en Tolima será llevado a Bogotá en helicóptero: “Cada matraz vale alrededor de 100,000 dólares y no hay forma de que lo transportemos por carretera”.
Hay una cierta ironía en la idea de que Colombia, a menudo asociada con el narcotráfico, produzca y exporte drogas legalmente, especialmente de aquellas partes del país que fueron más afectadas por el comercio de cocaína y el largo conflicto civil.
Tolima y Huila, las regiones donde Khiron y Spectrum Cannabis Colombia tienen sus sitios de cultivo, fueron donde surgieron las FARC por primera vez en la década de 1960. La coca y la marihuana se han cultivado ilegalmente allí durante décadas. Rionegro, donde opera PharmaCielo, se vio afectado por los enfrentamientos entre el Estado, la guerrilla y los paramilitares de derecha.
En un intento por ayudar a algunas de las víctimas del conflicto, PharmaCielo está trabajando con un grupo de más de 60 agricultores que, según dice, estaban “en la primera línea de desafío de las fuerzas revolucionarias en las últimas décadas”. Están siendo entrenados para producir cannabis lo suficientemente puro para uso medicinal.
La compañía también está trabajando con grupos indígenas que han cultivado cannabis en las fértiles colinas de Colombia durante siglos. A medida que el país se embarca en esta última etapa de su compleja y a menudo tensa relación con los narcóticos, ellos también, dice PharmaCielo, “deben tener su legítimo asiento en la mesa de la industria del cannabis”.
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Fuentes: diosaverde, grandviewresearch, agronegocios, nytimes.