El capitalismo de los años 30, criminalizador de la marihuana
Por DiosaVerde.org
¿Te has preguntado por qué la marihuana es ilegal, cuando es menos dañina que el alcohol y el tabaco? Su discriminación y prohibición, como todo en la vida, tiene sus razones. Desde 1930, el cannabis es un peligro para el capitalismo que amenaza las compañías petroleras, industrias químicas y tabacaleras. Grandes empresas multinacionales han ocultado la verdad sobre la marihuana y la han desprestigiado. Júzgalo por ti mismo.
El amor por el cannabis antes de la conspiración
La mismísima Enciclopedia Británica, principal fuente de información para estudiantes e investigadores desde 1768, fue impresa con papel de marihuana (cáñamo o hemp) durante 150 años. El cáñamo era tan valorado en diversas industrias que incluso quien se negara a cultivarlo en Virginia, Estados Unidos, entre 1663 y 1769, corría el riesgo de ser encarcelado. Jack Herer, principal activista de la marihuana, en su libro El emperador está desnudo, relata cómo el cáñamo pasó de ser un material muy valorado a ser prohibido, perseguido y discriminado. Entre algunos de sus usos hasta 1930, destacan los siguientes:
* Aproximadamente 80 por ciento de los textiles, tejidos, ropa, cortinas, ropa de cama, etc. eran hechos de cáñamo hasta 1820, cuando se introdujo la limpiadora de algodón.
* Las primeras biblias, mapas y gráficos, así como los borradores de la Declaración de Independencia y la Constitución se hicieron de cáñamo.
* El primer cultivo que creciera en muchos estados, fue de cáñamo. Los 1850 fueron buenos años para producir en Kentucky 40 mil toneladas. El cáñamo fue el cultivo más lucrativo hasta el siglo XX.
* Los registros más viejos conocidos acerca del cultivo del cáñamo datan de más de 5 mil años en China, aunque su industrialización probablemente se remonte al antiguo Egipto.
* Renoirs, Van Goghs, Rembrants y Gainsboroughs, así como la mayoría de las primeras obras hechas al óleo, fueron pintados en lienzos de cáñamo.
* Hasta 1937, pinturas y barnices de calidad fueron hechos del aceite de semilla de cáñamo. En 1935, unas 58 mil toneladas de semillas de cáñamo fueron utilizadas en Estados Unidos para la fabricación de pintura.
* El primer Modelo-T de Henry Ford fue construido para funcionar con combustible de cáñamo y una gran parte del auto se hizo de cannabis. En su extensa propiedad, Ford fue fotografiado entre sus campos de cáñamo. El coche, “crecido de la tierra”, tenía paneles de plástico de cáñamo cuya asombrosa dureza era 10 veces más fuerte que la del acero.
También te puede interesar:
Cannabis, la droga del amor según la ciencia y sus recomendaciones
Porsche 718 Cayman GT4 Clubsport, el auto cuya fabricación incluye cáñamo para ahorrar peso
Intereses amenazados
En 1937, la empresa Dupont patentó los procesos para fabricar plásticos del petróleo y el carbón. El informe anual de Dupont instó a los accionistas a invertir en su nueva división petroquímica. Sin embargo, muchas de sus producciones como el celofán, celuloide, nylon, rayón, dacrón, y otros, podrían ser obtenidos del aceite del cáñamo. Como podrás imaginar, la industrialización natural del cáñamo habría arruinado el inmensamente lucrativo negocio de Dupont y de otros multimillonarios que se perjudicarían intentando competir contra tal recurso natural renovable.
Asimismo, William Randolph Hearst, propietario de Hearst Paper Manufacturing y proveedor de papel para Kimberly Clark, poseía vastas zonas forestales y no tardó en darse cuenta, al igual que Dupont, de la necesidad de eliminar al cáñamo del mercado. Entonces, junto con otros empresarios, presionaron al gobierno para que se criminalizara por completo el cultivo de esta planta. Incluso Hearst, que también era el propietario de los medios impresos, puso a disposición su ejército de diarios para promover una campaña cultural en contra del cannabis y como parte de esta iniciativa se adoptó por primera vez el nombre de marihuana, una palabra con fonética recordable, breve, y precisa para designar a esta ahora diabólica planta (por cierto un término que hasta entonces era solamente utilizado en el argot popular de México).
Otro opositor del cáñamo fue la industria del tabaco. La cultura americana ya había adoptado el consumo de cigarrillos, pero las grandes tabacaleras comprendieron que el consumo de tabaco entre la población que fumaba cannabis era menor. Además, los fumadores de esta planta jamás de someterían a un mercado industrial, ya que era relativamente fácil cultivarla en huertos particulares y autoabastecer su consumo personal sin recurrir a una marca industrial. Por el contrario, la siembra de tabaco es más compleja. Requiere una extensión de tierra mayor y no sólo de un par de macetas. Tomando en cuenta esto, y ante el poco futuro comercial que se percibía en el rubro del cannabis, las grandes tabacaleras no dudaron en apoyar la cruzada en contra de la marihuana.
Finalmente, la industria farmacéutica, conocida como Big Pharma, consciente de las propiedades medicinales que la marihuana ofrecía a la población, también la percibió como una amenaza contra sus intereses comerciales. Aunque el cannabis posee propiedades medicinales, Big Pharma producía medicamentos mucho más costosos; por tanto, más rentables para la empresa.
La gran conspiración contra la marihuana
Andrew W. Mellon, importante inversionista de Dupont, asumió la dirección del departamento del Tesoro durante el periodo de Edgar Hoover y designó a su futuro sobrino político, Harry J. Anslinger, para que dirigiera la Oficina Federal de Narcóticos y Drogas Peligrosas, de la cual surgió la actual DEA.
Aunado a esto, los magnates financieros sostenían reuniones secreteas con Mellon y Asllinger. Entonces, el cáñamo fue declarado peligroso y una amenaza a sus billonarias empresas. Para la sobrevivencia de sus compañías, el cáñamo debía desaparecer. Estos hombres tomaron la palabra mexicana “marihuana”, y la proyectaron en la conciencia colectiva de todo el enorme continente americano como una planta.
Una campaña viral de constantes ataques dio inicio. Los periódicos de Hearst presentaron historias que acentuaban los presuntos horrores de marihuana. La amenaza de la marihuana produjo grandes titulares. Los lectores aprendieron que fue la causante desde accidentes de tránsito hasta la más desenfrenada inmoralidad. El Congreso prohibió el cáñamo porque se decía que era la droga más causante de violencia conocida. Anslinger promovió la idea de que la marihuana hacía que los usuarios actuaran extremamente violentos.
La sociedad de aquel entonces, conservadora e influenciable, aceptó la percepción del gobierno y los medios de comunicación. Esta idea se convirtió en un concepto mundial que hasta hace apenas unos años ha ido cambiando.
También te puede interesar:
Si te sirvió esta información, comparte tu experiencia con nosotros en redes sociales. Si prefieres permanecer anónimo, escríbenos un correo electrónico aquí. Queremos escucharte.
Colabora con nosotros. Envíanos tus artículos haciendo clic aquí.
Fuente: El emperador está desnudo.