Elaborar un porro, una práctica que está quedando atrás por las nuevas tecnologías
Por DiosaVerde.org
Las nuevas generaciones consumen cannabis, pero ya no lo fuman.
Hace algunas décadas, quien no sabía forjar un porro de marihuana era considerado por los veteranos consumidores como un total inexperto. Claro, había quien sacaba a relucir pipas fabricadas de ónix, madera, hueso o resina. Sin embargo, la aparición de hitters, bongs de cristal, vaporizadores, incluso de grinders es algo relativamente nuevo en el consumo de cannabis recreativo. Por supuesto, la tecnología también progresa en este ramo.
Asimismo, las calles de algunas ciudades donde el consumo de marihuana ha sido legendario, como San Francisco, desde los años 60 han olido incansablemente a marihuana. Sin embargo, contrario a lo que se esperaba, después que entrara en vigor la legalización del cannabis recreativo en 2016 en California, dichas calles no parecen oler aún más a marihuana que en aquellos tiempos ¿Por qué?
La respuesta es simple: los consumidores ya no fuman cannabis. Ahora, vaporizan la weed o bien la ingieren, beben, chupan en pastillas, mastican en chicles, o aplican un par de gotas de tintura impregnada de cannabis bajo la lengua, donde al ser acogidas por la arteria sublingual, en cuestión de minutos, quedan eufóricos de manera anónima, inodora e invisible.
Estas son algunas tendencias que las empresas emergentes de marihuana han impulsado, las cuales pretenden elevar a la industria más allá del humo, buscando que el cannabis sea más, conveniente, práctico, accesible y rentable.
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Aunque la marihuana sigue siendo ilegal, de acuerdo con la Ley Federal en Estados Unidos, en ocho estados y el Distrito de Columbia el consumo recreativo es permitido. En cuanto a marihuana medicinal, ya está regulada en 29 de los 50 estados. En los 80, esto era inimaginable. Adicionalmente, el crecimiento de la industria legal del cannabis sigue superando las expectativas de sus impulsores, pues los clientes de Estados Unidos gastaron más de 10 mmdd de dólares en marihuana regulada en 2018 y gastarán casi 23 mmdd para 2021, según informes y pronósticos de ArcView Group, una firma de investigación e inversiones enfocada en el cannabis. Y aunque el panorama luce como un paraíso de la ganja, aún faltan detalles por definir, pues el Departamento de Justicia ha dado muestras de que pretende aplicar medidas enérgicas contra los negocios.
En cuanto a las nuevas tecnologías de consumo, las compañías de la industria explican que el artesanal porro hecho a mano obstaculizaba el avance del sector. Por lo tanto, los innovadores métodos, libres del humo y su parafernalia ―papel, hitters blunts, etc., están transformando la imagen y utilidad del cannabis, especialmente los vaporizadores. Con la diversificación, se ha captado una clientela más generalizada.
El mercado del bienestar
Gracias a la innovación y con ella la diversificación de suministros, métodos de consumo y propósitos, las compañías emergentes han creado un mercado que está en pleno auge. La imagen de la marihuana, para “fumadores perezosos”, se ha ido sustituyendo por una de “bienestar”. Ahora mismo, el cannabis es un remedio casi universal en una sociedad ansiosa y aturdida por la tecnología, un bálsamo para todos los padecimientos; es como si el ibuprofeno se mezclara con una copa de vino tinto, rebajada con un poco de antidepresivos y un toque del gurú Deepak Chopra.
“Este puede ser un desafío para la industria del cannabis, pero también es una oportunidad… hay miles de combinaciones posibles”, afirmó Troy Dayton, director ejecutivo de ArcView. Dayton. Señaló que hay toda una gama de problemas que las compañías se han propuesto solucionar, desde el tratamiento de ansiedad, insomnio y dolor, hasta problemas con la libido y la creatividad. En este sentido la hierba es “el sueño de todo vendedor”.
Vaporizar cannabis, un método más práctico
En 2017, la venta de flor seca ―los capullos que introduces en la pipa para fumarlos― fue sobrepasada notablemente con la llegada de los vaporizadores, los cuales calientan aceite infundido con cannabis, liberando “vapores de marihuana”. Debido a que mediante estos métodos no se quema material orgánico, el cannabis vaporizado se considera más sano que el fumado.
Eaze, la empresa que entrega cannabis a domicilio, nos proporciona antecedentes del aumento de esta tendencia, al reportar que en sus inicios operativos, en 2014, los capullos, o la flor seca, conformaban 85 por ciento de las ventas, pero ahora, representan menos de 33 por ciento.
“A muchos usuarios nuevos, el concepto de fumar simplemente les parece nocivo”, explicó Jim Patterson, director ejecutivo de Eaze.
Además, vaporizar es más práctico: produce mucho menos olor, no necesita ningún otro aditamento, es portátil, se oculta fácilmente y es muy sencillo de usar: presionar un botón e inhalar. Eso, más la alternativa de poder disfrutar sabores diferentes y con diversas mezclas de cannabinoides, como un poco más de CBD que THC o viceversa, así como su disponibilidad en tiendas online y establecimientos físicos, ha hecho que estos mecanismos de consumo sean el producto de moda.
Eaze afirma que sus ventas aumentaron 300 por ciento en 2017, debido, en gran parte, a los vaporizadores.
Otra compañía emergente es Cura Cannabis Solutions, la cual produce cartuchos para vaporizar. En diciembre de 2016, sus ventas fueron de 2 mdd. Sin embargo, a finales de 2017, casi se cuadruplicaron, alcanzando los 7 millones.
Por su parte, Vivien Azer, quien analiza los mercados del alcohol y el cannabis para la firma de servicios financieros Cowen, comentó que el aumento en el consumo de cannabis es parte de una tendencia cultural que seguirá creciendo a largo plazo. En la última década, la percepción generalizada de la marihuana, anteriormente vista como una hierba peligrosa, relacionada con sangre, violencia, crimen y adicción, ha mejorado rápidamente. Incluso ahora representa una posible amenaza para los negocios relacionados con el alcohol.
Esta tendencia se ha favorecido por un cambio en la percepción de riesgo: los jóvenes solían pensar que fumar marihuana era más arriesgado que el alcohol, pero en la última década, esa idea se ha transformado. Azer comenta:
“Personas cada vez más jóvenes consideran que el alcohol es más riesgoso y creen que el cannabis lo es mucho menos”.
A través de un reporte elaborado para inversionistas en 2018, Azer reveló que el consumo de marihuana está ganando aceptación entre las personas de todos los grupos de edad, etnia e ingresos. La legalización también tiende a reducir el precio del cannabis, lo cual aumenta aún más su atractivo.
En conclusión, el cannabis podría estar a punto de convertirse en la sustancia psicoactiva del mañana, donde los consumidores podremos disfrutarla sin la necesidad de fumarla.
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Fuentes: The New York Times, The Arc View Group.