Empresarios afroamericanos excluidos en la industria cannábica luchan por participación
Por DiosaVerde.org
Ahora que los intereses corporativos (los cuales anteriormente contribuyeron a la prohibición del cannabis) y los grandes inversionistas han puesto su atención en el gran potencial económico de la marihuana, algunos empresarios afroamericanos excluidos en la industria cannábica exigen participar en este frondoso negocio.
Desde 2014, cuando Colorado abrió el primer mercado regulado de marihuana, al menos 11 estados y el Distrito de Columbia se han integrado a la industria del cannabis recreativo, aparentemente para facilitar el acceso a la marihuana medicinal. Sin embargo, existe otro propósito aún mayor: obtener generosos impuestos.
Actualmente, hay 33 estados y DC donde la marihuana medicinal es legal, y se estima que 55 millones de estadounidenses consumen marihuana regularmente. No obstante, a pesar de tales cifras de consumo y la progresiva tendencia legislativa en materia de cannabis, a muchos afroamericanos en todo el país les preocupa que la falta de acceso al capital y el racismo económico sistemático los excluya del floreciente negocio de la marihuana, tal y como han sido excluidos de otras oportunidades comerciales en el pasado.
Al respecto, Jacob Plowden, cofundador y subdirector de la Asociación Cultural Cannábica de Nueva York, un grupo sin fines de lucro que ayuda a las “comunidades marginadas y subrepresentadas” a competir en la industria legal del cannabis, declaró para NBC News:
“Una de las cosas que definitivamente hemos aprendido desde el establecimiento de la equidad es que una licencia no llega tan lejos como sea necesario”.
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Empresarios afroamericanos excluidos a pesar del apoyo de legisladores
Los números son inquietantes. Según una encuesta de 2017, menos de una quinta parte de las personas involucradas a nivel de propiedad o de parte interesada. eran personas de color; las personas afroamericanas constituyeron solo 4.3 por ciento.
Nueva Jersey, por su parte, ha propuesto un proyecto de ley que ordena que 25 por ciento de todas las licencias legales se reserven para personas de color; los legisladores afroamericanos en Nueva York, además, dijeron enfáticamente que jamás votarán por alguna legislación que no redirija ciertas ganancias de la legalización a comunidades de color. Aun así, el número de afroamericanos involucrados en el comercio legal de marihuana sigue siendo bajo.
En Massachusetts, por ejemplo, no ha habido afroamericanos o latinos que soliciten licencias. Las barreras financieras son obvias, pero, además, para muchos aspirantes, hay razones personales para no tener interés en solicitar una licencia.
Muchos afroamericanos se sienten excluidos del proceso
Ante tal desigualdad, Plowden agrega:
“No se trata solo de equidad en términos de propiedad, sino de equidad en términos de la cadena de suministro, por lo que habrá considerar cosas como negocios auxiliares como el cáñamo, los medios de comunicación, la ley, el marketing, el cumplimiento. Esas son las otras estructuras en las que vemos que se está legalizando. Y si no tienes una gran inversión de 100 millones para hacer un cultivo de cannabis, hay otros espacios especialmente para nosotros, porque sabemos cuándo expiran las licencias, sabemos quién se está desplazando: nosotros”.
Más allá de esa última barrera, tampoco existe un código legal uniforme a nivel nacional para garantizar que haya equidad social en el mercado, pero algunas comunidades, uniéndose a pioneros como Oakland y California, han decidido implementar sus propias leyes y normas para abordarlo. El suburbio de Evanston, en Chicago, votó en diciembre para gravar la venta de marihuana y utilizar las ganancias para financiar reparaciones basadas en la raza para los residentes afroamericanos.
En este contexto, Robin Rue Simmons, un concejal negro que representa al 5º Ward, una comunidad históricamente afroamericana de la ciudad, comentó:
“Nuestra comunidad sufrió daños debido a la guerra contra las drogas y los procesos penales de marihuana. Esta es una oportunidad para corregir eso”.
Una legalización sin equidad
En el estado de Nueva York, quien ha visto a su vecino Massachusetts legalizar el consumo recreativo de marihuana, el gobernador Andrew Cuomo, en sus propuestas para 2020, prometió un impulso regulatorio a través de una Oficina de Cannabis.
Asimismo, Tracey Henry, publicista independiente y consumidora de marihuana medicinal en la ciudad de Nueva York, quien ha trabajado para varios grupos sociales y culturales que participan en la industria del cannabis, incluido Women Grow, y actualmente trabaja para National Expungement Week, afirmó:
“Al principio, existía la sensación de que la prisa era por legalizar y la gente sentía que los elementos de justicia social y equidad se agregarían después de que se aprobara la legislación o que estas organizaciones o empresas harían lo correcto.
“Estamos viendo que ese no es el caso. Todo esto también está vinculado a la justicia económica. Hay muchas leyes de Jim Crow sobre el cannabis que, ya sea por diseño o por circunstancia, mantienen a ciertas comunidades fuera de la industria. Dependiendo del estado, es posible que se necesite una licencia para cultivar, una licencia para extraer, una licencia para vender. Estas tarifas son de miles. Además, en algunos estados, si tienes una condena o delito grave de cannabis, no puedes ser parte de la industria”.
Entonces, ¿será posible que los empresarios afroamericanos excluidos puedan realmente establecerse en el negocio legalizado de la marihuana?
Algunos emprendedores emergentes afroamericanos no están tan seguros.
Tauhid Chappell, un profesional de los medios y miembro de la Asociación de Periodistas Negros de Filadelfia, es un consumidor de marihuana medicinal que está involucrado en educar a las comunidades de color sobre cómo ingresar al negocio. Según sus conceptos, el negocio de la marihuana en el siglo XXI podría compararse con la fiebre del oro en California del siglo XIX, cuando las personas que ganaban dinero real eran las que vendían los picos y las herramientas que necesitaban los buscadores:
“Muchos estados ya lo están haciendo tan costoso que ni siquiera vale la pena intentar gastar seis cifras para solicitar una licencia. Gran parte de la conversación actual gira en torno a cómo convertirse en un negocio auxiliar. Un ejemplo sería un centro de bienestar que inscriba a pacientes con marihuana medicinal o proporcione programación educativa para personas que no han visto a un médico, pero desean convertirse en pacientes con marihuana medicinal, o crear planes de estudio para las universidades.
“Hay muchas maneras de entrar en el negocio sin tener que tocarlo”.
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Referencias: nbcnews, cannacultural, norml, theguardian, washingtonpost, wikipedia
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