La industria del cannabis y su alto costo ambiental

Por DiosaVerde.org

  • Los cultivadores ilegales están envenenando los bosques de California con pesticidas, pero incluso la hierba legal deja una huella de carbono.

A pesar del auge de la industria legal del cannabis, el mercado negro persiste con precios competitivos y falta de regulación. El pasado 18 de junio, el JSTOR Daily __informó que los productores ilegales, tan solo en el condado de Humboldt, California, establecieron aproximadamente 14,000 sitios de cultivo en tierras federales y privadas en 2018.

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Las operaciones ilegales de cultivo de cannabis representan una gran amenaza para los ecosistemas de los bosques públicos, Sin ningún tipo de regulación, los productores ilegales usan insecticidas y otros productos químicos prohibidos para proteger sus cultivos de las plagas. El uso excesivo de estas sustancias puede tener consecuencias devastadoras para la vida silvestre y el suministro de agua.

En un sitio de cultivo ilegal en el Bosque Nacional Shasta-Trinity de California, ecologistas y autoridades encontraron evidencia de sustancias tóxicas como Bromethalin, un veneno para ratas y carbofurano, un insecticida que está prohibido por la Agencia de Protección Ambiental. Greta Wengert, ecologista de vida silvestre del Centro de Investigación de Ecología Integral (IERC), comenta sobre el carbofurano:

“Es increíblemente tóxico. Un cuarto de cucharadita podría matar a un oso negro de 600 libras. Entonces, obviamente, una pequeña cantidad puede matar a un humano, pues permanece en un ecosistema por un largo período de tiempo”.

Los efectos

Los efectos de estos tóxicos pueden moverse a través de la cadena alimentaria ecológica. Cuando la base de la presa (roedores, en este caso) entra en contacto con productos químicos peligrosos, todas las especies que los comen también corren el riesgo de ingerir estos productos químicos. Algunas especies, como la comadreja pescadora del Pacífico, carnívora, también transmiten las toxinas a su descendencia en el útero y a través de la leche materna. Se considera que la comadreja pescadora del Pacífico figura como una especie en peligro de extinción, en parte debido a la alta exposición al rodenticida tóxico en los sitios de cultivo ilegales en los bosques donde vive.

Mourad Gabriel, un ecologista de enfermedades de la vida silvestre del IREC, le explicó a NPR que él también está viendo signos de contaminación en los ecosistemas acuáticos. Los cultivos ilegales corren el riesgo de envenenar las vías fluviales cercanas con la escorrentía química. Además, los productores invasores a menudo desvían el agua de los arroyos para regar sus plantas, amenazando a las poblaciones locales de peces.

Los cultivos legales también impactan negativamente la ecología

Pero incluso los cultivos legales de cannabis tienen un alto costo ambiental. El cannabis es una planta particularmente sedienta, por lo que el costo del agua no se limita a las operaciones al aire libre o al cultivo ilegal. 

Cada planta individual requiere casi seis galones de agua por día. Eso es dos galones más de lo que se necesita para ejecutar una carga en un lavavajillas de bajo consumo. Para limitar el uso del agua, la Junta de Control de Recursos Hídricos del Estado de California ha establecido pautas estrictas, con prohibiciones de usar agua superficial para riego durante la estación seca.

Esa no es la única regulación ambientalmente consciente sobre la industria legal de la marihuana. JSTOR Daily informa también que el cultivo de cannabis puede contribuir a la contaminación del aire, ya que las plantas de cannabis emiten compuestos orgánicos volátiles que contribuyen al ozono a nivel del suelo o smog, que es peligroso para los humanos. Los cultivadores de cannabis en el estado de Washington deben presentar planes sobre cómo pretenden mitigar la contaminación del aire que conlleva cultivar cannabis al aire libre. Y en Colorado, el Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente está tomando medidas como rastrear el agua y energía utilizada, así como los desechos creados por la industria del cannabis.

Mientras que los sitios de cultivo de cannabis al aire libre amenazan los hábitats de los animales, el cultivo en interiores viene con una enorme huella de carbono. Según Bloomberg, la producción legal de cannabis en Estados Unidos consume suficiente electricidad anualmente para alimentar 92,500 hogares durante un año. Esto se traduce en 472 toneladas de carbono relacionado con la electricidad, y el número está creciendo a medida que la industria se expande.

A partir de 2019, 33 estados y el Distrito de Columbia han legalizado alguna forma de consumo de cannabis. Y a medida que más estados sigan esta tendencia, podrán imponer más regulaciones para mitigar los impactos ambientales de la industria. Sin embargo, Jennifer Carah, científica principal en el programa de agua de Nature Conservancy de California, le dijo a JSTOR Daily que las barreras burocráticas pueden evitar que los productores se legalicen:

“El mercado negro no va a desaparecer. Pero en la medida en que podamos atraer a los productores al mercado legal, sus prácticas agrícolas pueden regularse como otros cultivos agrícolas, lo que contribuirá en gran medida a abordar los posibles impactos ambientales”.

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Fuentes: smithsoniansmag, jstor, npr, wikipedia, irec, bloombergenvironment.

Fuente de la imagen: semillasdemarihuana, iwannagrowshop, ideal, novagric.