Las investigaciones de cannabis más destacadas de 2018
Por DiosaVerde.org
El 2018 se termina, pero deja un importante legado que servirá de catapulta para investigaciones más profundas en el mundo del cannabis en 2019.
Sin lugar a dudas, la mayor aportación en cuanto a investigaciones de cannabis no fue realizada por ningún científico en su laboratorio. Tampoco fue un informe publicado. Verás, hubo un par de desarrollos (uno en Canadá, el otro en los Estados Unidos) que en conjunción, prometen impulsar los estudios de investigación del futuro en una escala nunca antes vista, con un alcance de investigación que incluye explorar beneficios potenciales, en lugar de una visión miope. Centrándose en los daños potenciales.
Primero, tenemos la legalización federal del cannabis en Canadá, que entró en vigencia el 17 de octubre y ha puesto fin a muchas restricciones sobre la investigación, dejando al Gobierno Federal interesado en otorgar subvenciones para estimular estudios prometedores.
Después, en agosto pasado, la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos, tomó medidas para aumentar drásticamente la cantidad de cannabis cultivada legalmente con fines de investigación en Estados Unidos. Esto no fue una simple casualidad, ya que unos meses más tarde, el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integrativa anunció un estudio a gran escala financiado con fondos federales que abordaba el tema de terpenos y “cannabinoides menores”, una categoría que incluye compuestos en la planta de cannabis que podrían ser medicinales, más allá del THC o CBD. Esto amplía la gama de componentes a estudiar presentes en la marihuana, abriendo nuevas exploraciones.
Posteriormente, pasamos a la siguiente fase de la investigación sobre el cannabis, que se ha caracterizado por desbloquear, reconocer y revelar el increíble potencial terapéutico del cannabis. Esto es lo que aprendimos en 2018.
El cannabis de forma segura y eficaz proporciona alivio del dolor a las personas mayores
En general, los mayores de 65 años conforman el grupo demográfico de más rápido crecimiento entre los consumidores de cannabis medicinal, pero al mismo tiempo, los adultos mayores siguen siendo el bloque de votación más grande en contra de la legalización.
Al parecer, descubrir que otras personas mayores se benefician con el cannabis es la clave para cambiar su opinión. Entonces, si tienes un abuelo cerca y escucha acerca de un estudio publicado en febrero de 2018 en el European Journal of Internal Medicine, podría influenciarlo a considerar probar el cannabis, o al menos dictaminar que debería ser legal para otros.
En esta investigación, más de 900 pacientes israelíes de edad avanzada (75 por ciento de los cuales no tenían antecedentes de consumo de cannabis) consumieron cannabis medicinal durante al menos seis meses, y 93 por ciento de los pacientes informaron que el cannabis mejoró sus síntomas, especialmente los que padecen dolor crónico. El promedio informó que el cannabis redujo el dolor de un 8 (en una escala de 1 al 10) a un 4.
El cannabis contribuye en el tratamiento con opioides y reduce el consumo de los mismos
Aquellos que se oponen al cannabis aún recurren al argumento de que la hierba es la “puerta de entrada” y que llevará a los usuarios por una pendiente resbaladiza a drogas más peligrosas. Mientras que los partidarios de la legalización apuntan a una gran cantidad de datos que indican lo contrario, como un estudio de noviembre de 2018 que mostró que los dispensarios de cannabis reducen significativamente el número de sobredosis de opioides en sus inmediaciones.
Sin embargo, lo que se entiende con menos frecuencia es que el cannabis se puede combinar con opioides recetados para crear un efecto sinérgico. Una investigación realizada en febrero de 2018, publicada en Neuropsychopharmacology, mostró que en un estudio doble ciego, controlado con placebo, “los cannabinoides combinados con opioides producen efectos antinociceptivos sinérgicos, disminuyendo la dosis más baja de opioides antinociceptivos efectivos (es decir, efectos ahorradores de opioides) en animales de laboratorio”.
En otras palabras, al agregar cannabis a su plan de tratamiento, los pacientes con dolor pueden obtener la misma cantidad de alivio con dosis más pequeñas de opioides, lo que reduce la dependencia y otros daños potenciales.
El CBD tiene un profundo efecto antidepresivo en roedores
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El cannabidiol (CBD) ha pasado de ser un componente oscuro a estar de moda en tan solo unos años. Hoy es mejor conocido como el cannabinoide clave del aceite de cannabis, administrado a niños con síndrome de Dravet y otros trastornos graves de convulsiones. El CBD también ha demostrado propiedades antiinflamatorias y analgésicas.
Y ahora, según un estudio publicado en Molecular Neurobiology, pronto podremos agregar antidepresivos a la lista. Investigadores en Brasil, que trabajaron con roedores, se percataron que el CDB redujo los comportamientos asociados con la depresión después de una dosis única, una mejora que duró una semana completa después del tratamiento.
El cannabis mejora el sexo
Tres nuevos estudios, publicados en 2018 han ampliado enormemente nuestro conocimiento en cuanto a sexo y cannabis, y todos apuntan a que el segundo potencia al primero.
Los dos primeros estudios, realizados por investigadores de la Universidad de St. Louis en Missouri, encuestaron a cientos de mujeres y encontraron que entre las que habían consumido cannabis inmediatamente antes del sexo, 3 por ciento lo calificó de potenciador orgásmico sexual, 65 por ciento lo calificó de mejora sexual, 23 por ciento dijo que no hizo ninguna diferencia y 9 por ciento se abstuvo de opinar.
En el estudio final, los investigadores de la Universidad de Stanford extrajeron datos sobre decenas de miles de adultos estadounidenses tomados de la Encuesta Nacional de Crecimiento Familiar, y encontraron que, en comparación con los abstemios, los hombres que consumían cannabis semanalmente reportaban 22 por ciento más sexo y las mujeres informaban 34 más, con una frecuencia sexual aún mayor entre aquellos que consumen regularmente.
El CDB puede ayudar a tratar la adicción a la metanfetamina
Si bien se han realizado muchos estudios para determinar el potencial del cannabis para disminuir el daño por la adicción a opioides, también hay un impulso creciente dentro para reconocer que el cannabis podría desempeñar un papel positivo en la recuperación de todo tipo de adicciones, como la metanfetamina, ya sea como una terapia de reemplazo para reducir los antojos, o como una forma segura y natural de lidiar con los síntomas de abstinencia.
Investigadores de la Universidad de Sydney y la Universidad Macquarie, en Australia, publicaron un estudio en septiembre de 2018 que descubrió que el cannabidiol (CDB) en dosis de 80 mg por kilogramo de peso corporal redujo la motivación de las ratas “para autoadministrarse metanfetamina.
Este fue el primer estudio que analizó específicamente la adicción a la metanfetamina, y se une a investigaciones recientes que muestran resultados igualmente positivos para el cannabis como un tratamiento potencial para la adicción a los opioides y el consumo de tabaco.
El CDB restaura los cambios cerebrales causados por el uso regular de cannabis
En 2003, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos recibió una patente sobre “los cannabinoides como neuroprotectores”, basándose en la evidencia de que los compuestos encontrados en la planta de cannabis son eficaces para limitar el daño neurológico después de un derrame cerebral y un trauma, o en el tratamiento de “enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer, Parkinson y la demencia por VIH”.
Pero eso no significa que todas las formas en que el cannabis cambia el cerebro son completamente positivas. Un resultado potencialmente problemático del uso frecuente de cannabis rico en THC es una reducción en el tamaño del hipocampo, que está involucrado en el rendimiento cognitivo, el control de la ansiedad y la reducción del estrés.
Neurocientíficos en Australia buscaron recientemente determinar si el cannabidiol (CBD) podría restaurar esa pérdida, y encontraron que después de 10 semanas de administrar cuatro cápsulas de 50 miligramos de CBD por día a fumadores habituales de cannabis, su anatomía del hipocampo se había restablecido notablemente, incluso entre los sujetos que habían continuado consumiendo cannabis rico en THC durante todo el período de prueba.
Hasta aquí un resumen de lo que 2018 aportó al universo de la investigación y desarrollo del cannabis. Esperemos que nuevas legislaciones faciliten la incursión de nuevas instituciones y la aplicación de técnicas de análisis inexploradas en 2019 para que el cannabis pueda ser explotado en toda su capacidad. Feliz fin de año.
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Fuentes: leafly, The New York Times, European Journal of Internal Medicine, Neuropsychopharmacology, Molecular Neurobiology, Forbes, Sage Journals, Google Patents, NCBI