Mitos y realidades sobre la personalidad adictiva, todo lo que debes saber según la ciencia
Por DiosaVerde.org
¿Existe una personalidad “pretoxicomána”? ¿Se puede hablar de rasgos que lleven a la toxicomanía?
Hay opiniones diferidas. Veamos el siguiente ejemplo:
S.F. era un joven y notable médico que asistía a una conferencia sobre un caso en el Metropolitan Medical Center donde trabajaba como residente. Llevaba 36 horas de guardia y no podía centrarse en la exposición. S.F. está solo, cansado, deprimido y saturado de trabajo. Se ausenta un momento de la conferencia, toma una jeringa, se encierra en el baño y se inyecta cocaína. En unos segundos siente una avalancha de euforia, recompone su ánimo y regresa a la conferencia. La fecha es 1884, el lugar Viena, el doctor ¡Sigmund Freud!
Freud fue cocainómano, sus motivos iniciales fueron la curiosidad científica, investigación experimental y como alivio a su estado depresivo. En 1884 escribió una monografía sobre la cocaína, Über coca, un canto de alabanza a sus excelencias:
“Los efectos psíquicos de la cocaína consisten en una alegría estimulante y profunda euforia, que no difiere en forma alguna de la euforia de las personas saludables, uno se siente más lleno de vigor, más capaz de trabajar. Uno es simplemente normal y encuentra difícilmente creíble que está bajo la influencia de una droga”.
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Freud no fue un junkie clásico, pero es un ejemplo de que la adicción puede ser motivada por factores que no tienen nada que ver con la pobreza, marginación o ignorancia.
El padre del psicoanálisis nos habla de ciertas alteraciones que se producen en la fase oral del desarrollo, donde el individuo no fue destetado a tiempo y buscará un sustituto (droga).
Si examinamos a un adicto, quizás es fácil deducir por sus rasgos de personalidad por qué cayó en la droga y, por tanto, explicar el fenómeno de un modo más o menos convincente, pero de ahí a hacer una predicción en cuanto a quién podría ser un adicto, hay una gran diferencia. En los rasgos de personalidad adictivos podemos encontrar neuróticos, quienes recurren a la droga y más concretamente al alcohol, buscando su poder ansiolítico. Los psicópatas buscarán experiencias nuevas (el estado de excitación y exaltación del yo que la droga produce). Los psicóticos buscarán luchar contra la depresión. De ahí se deduce que los psicópatas impulsivos, los neuróticos angustiados y las personalidades esquizofrénicas son quizás individuos con una mayor predisposición.
Asimismo, hay casos en que la droga permite la adaptación del individuo a las tensiones internas y desajustes psicológicos. En otros casos el adicto consume para luchar contra algún trastorno emocional para hacer frente a problemas de adulto en el tránsito de la adolescencia. Sin embargo, no podemos hablar de las drogas desde una perspectiva exclusivamente psicológica. En muchos casos, la toxicomanía es sencillamente la expresión de una conducta, que podría haberse cambiado por otra: enrolamiento político, militar, aventurero o deportivo. Para muchos, la toxicomanía es una conducta voluntaria, una forma de vivir escogida libremente, no sujeta inicialmente a la esclavitud de la droga. No obstante, dicha conducta expresa la personalidad y ésta a su vez es influenciada por el ambiente cultural y social.
En muchos momentos de nuestras vidas los vacíos se pueden llenar con arte, religión, u otros satisfactores. Estos son los que H.G. Wells, define como las “puertas en el muro”. Pero para el uso privado y cotidiano, la humanidad siempre ha echado uso de las drogas, tanto naturales como sintéticas, unas veces sedantes, otras euforizantes, otras alucinógenas.
Para el escritor francés Baudelaire, “la droga divina exige una total entrega, de tal manera que según la predisposición personal, el ambiente o las circunstancias puede conducir al éxtasis del gozo supremo o al abismo más terrorífico, que desaparecido el tiempo puede durar una eternidad”.
¿Entonces?
Psicológicamente sí existen rasgos de personalidad con tendencias, antes que a la toxicamanía, a la adicción en general. El ludópata que apuesta en el póker, el individuo que sufre de obesidad crónica porque no puede parar de comer ¡hasta el típico miembro honorable de la comunidad que trabaja todos los días, durmiendo tres horas diarias! Todos ellos podrían calificarse como adictos en términos psicológicos. El vehículo es el que difiere dependiendo del ambiente cultural, familiar, social, geográfico e incluso edad y preferencias personales.
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Fuentes: La puerta en el muro, H.G. Wells, De los paraísos artificiales a la cruel realidad.